Nuestros vecinos portugueses pierden tierras, naturaleza y vidas...
Hoy en Oviedo no amanecía, el humo y la ceniza nos rodean y cubren nuestro cielo.
Sólo espero que llegue el agua, que caiga a mares. Que frene este infierno.
Lloro por mi paraíso verde, sufro por mi familia gallega y amigos portugueses.
Qué desolación, de verdad, ojalá se acabe pronto con la lluvia, increíble lo que el hombre puede destruir. Un beso grande
ResponderEliminarMuchas gracias María Dolores, espero que pronto acabe este horror y nos podamos recuperar, aunque sea muy lentamente.
EliminarUn abrazo.